martes, 27 de junio de 2017

Discurso de Pedro Lahuerta Alegre, de Zaragoza, al recoger la "Medalla al Mérito Scout de ASDE" que recibió en la Asamblea de Scouts de España, celebrada en El Escorial (Madrid) el sábado 17 de junio de 2017.






En su facebook del martes 27 de junio de 2017

UN RECONOCIMIENTO COMPARTIDO CON TODA UNA GENERACIÓN DE FORMADORES.

El pasado 17 de junio, en el marco de la Asamblea Federal de ASDE, Segundo Collado y Pedro Lahuerta, fuimos reconocidos con la Medalla al Mérito Scout de ASDE. Quiero compartir con todas aquellas personas que lo deseen, el discurso de agradecimiento que hice. Buena Caza.
Buenas noches.
Pedro Lahuerta Alegre
Zaragoza
****************************************
Presidente Diego, miembros de los Equipos y Organizaciones territoriales de ASDE, hermanas y amigas scouts, hermanos y amigos scouts.
Diego, gracias por tus palabras.
En primer lugar quiero agradecer a Scouts de Aragón, por haber realizado la propuesta, y al Consejo Scout Federal de ASDE por considerar que reúno los requisitos para este reconocimiento scout y haberlo concedido.
Un cierto escalofrío recorre mi piel, cuando pienso, en frío, que uno formará parte de la historia escrita del Escultismo español.
Esta es, posiblemente, la última vez que estoy ante un auditorio scout tan grande y tengo que aprovechar la oportunidad para hacer algunas reflexiones que puedan servir para que vosotras y vosotros, oyentes, podáis considerar, analizar y realizar vuestras propias valoraciones.
Hoy, aquí, habéis estado más de cien personas reunidas en Asamblea, valorando el presente e ideando el futuro. Y ahora estáis realizando una pequeña mirada hacia el pasado al reconocer la labor de unas personas con una trayectoria en el Escultismo.
Reconocer es volver a conocer, es volver la mirada hacia atrás para ver lo que se ha hecho.
Cuando cada scout, independientemente del tiempo que lleve en el Escultismo, vuelve la vista hacia atrás, observa su trabajo, su trayectoria y los esfuerzos realizados, intensos y vivenciales, los momentos de sombra y las ilusiones cuando los proyectos salen adelante. Cuando yo vuelvo mi mirada hacia atrás, también veo que mi trayectoria está llena de esos altibajos, de risas y de proyectos hechos realidad, de tristezas y de momentos amargos. Pero en la balanza, al final, priman los aspectos positivos.
El Escultismo no sólo debe reconocer a aquellas personas con una larga trayectoria. A todos se nos debe reconocer nuestro trabajo. Las Políticas mundial y federal de Adultos Voluntarios en el Escultismo nos recuerdan, de forma machacona, que a cualquier scouter, a cualquier responsable scout, se le debe, siempre, reconocer el trabajo realizado. Y en cualquier ámbito, en el Grupo Scout, en la Organización territorial, en la Federación ASDE.
Y cuanto más cercano se esté con el escultismo de mochila (en la Manada, en la Tropa Scout, en la Comunidad Rover, etc.), más importante es realizar los reconocimientos, aunque sean menos mediáticos. Es, posiblemente, el reconocimiento de nuestros responsables, de nuestros jóvenes voluntarios, una de las asignaturas pendientes de las organizaciones scouts.
¿Qué hago yo aquí? ¿Quién es el responsable? Pedro Lahuerta, mi padre, yo me llamo igual que él, formó parte, en la década de los años 30, de los Exploradores de España, hoy ASDE, y vivió un Escultismo distinto. Posteriormente, cuando el Escultismo volvió a ser tolerado, se unió a la Asociación de Antiguos Exploradores y Guías de España. Y mis padres tuvieron la idea feliz de meterme en un Grupo Scout de Zaragoza, Calasancio. Estoy orgulloso de todo ello, de su compromiso, y de su elección, por darme la oportunidad de crecer como persona.
La labor por la que se me reconoce, se ha realizado principalmente, ya desde hace muchos, muchos años, desde finales de los 70, en el ámbito de la gestión y en el ámbito de la formación. Y siempre desde una óptica personal en la que he valorado al Escultismo como un instrumento para transformar la sociedad a través de la educación no formal.
¿Cómo hemos pretendido que fuese la formación que hemos impartido?. Y hablo en plural, por considerar que éramos, y somos, parte de un equipo, el Equipo Nacional de Formación, el Equipo Federal de Formación. Deseábamos que fuese una formación basada en cinco ejes:
- Una formación que desarrollase, de forma sencilla, las capacidades, habilidades y actitudes de cada uno de los responsables scouts.
- Una formación que hiciera pensar, que los educadores y responsables scouts se planteasen a sí mismos preguntas, con objeto que encontrasen sus propias respuestas, y de esa reflexión saliese un proceso de cambio y acción educativa.
- Una formación desde una vertiente humanista, poniendo al ser humano y al educador scout en el centro del dispositivo de la formación.
- Una formación scout, donde los valores propios del Movimiento Scout, pudieran ser aprehendidos por cada responsable, como parte de su labor educativa e interiorizados en su vida personal.
- Y por último, una formación basada en la autoformación como método de aprendizaje. Tal vez es la autoformación, la asignatura pendiente que todos tenemos.
Hemos pretendido que nuestro trabajo tuviese un código deontológico, unos referentes éticos a la hora de realizar nuestra praxis formativa en el Escultismo, entre los que se encuentran, entre otros, el servicio y ayuda a cualquier responsable, los principios inherentes al Escultismo, la profesionalidad en nuestra actuación como voluntarios, la flexibilidad en la práctica y la unidad en principios y actitudes, la formación permanente, el respeto al alumnado, el trabajo en equipo con el resto de formadores, el cumplimiento de la legalidad vigente y la coherencia institucional.
¿Cualquier tiempo pasado es mejor? No. Rotundamente no. El mejor tiempo es el que vivimos cada uno de nosotros intensamente, en el momento concreto, ese que compartimos con las personas que nos ha tocado en suerte, que nos rodean. Es nuestro camino, nuestro itinerario personal, nuestro crecimiento como personas y como educadores scouts.
¿Cómo es ese camino? Es un camino que hacemos junto a otras personas. Camino con sus vericuetos, no siempre empedrado ni asfaltado, con subidas y bajadas, con atajos que sirven para alcorzar o alargar si nos equivocamos, camino como espacio donde desarrollar nuestra acción.
Una acción que hacemos para transformar. Acción que reflexionamos, analizamos y elegimos antes de ejecutarla. Acción sesudamente planificada para que no se nos olvide nada, pero con su punto justo de improvisación para que suponga un reto. Acción que evaluamos para crecer.
Y es una acción con otros. La parte más hermosa y, a la vez, la más dura del camino, la comunitaria, la de los sentimientos, la de las personas, cada una con sus diferencias, con sus luces y sus sombras.
He, hemos tenido la suerte de compartir ese camino de la formación con un gran equipo de formadores, tanto en el territorio de Aragón como en ASDE. Aprendimos codo con codo con las dos personas que han sido los referentes de la formación en ASDE, los padres y madres de la formación que, incluso hoy, muchos de sus postulados están vigentes en el actual Sistema Federal de Formación de ASDE.
Me estoy refiriendo a José Antonio Lázaro Velamazán y a Rafael Marín Fuertes. Uno de ellos, José Antonio Lázaro, reconocido con el Lobo de Plata en 2003 por su larga trayectoria escultista. En cambio, la labor de Rafa Marín ha quedado sin los debidos reconocimientos.
José Antonio y Rafa fueron, en las décadas de los 70 a los 90, los impulsores de una política de formación sustentada, por una parte, en la actualización de los principios pedagógicos que cualquier formación basada en las personas necesita para transmitir, y por otra parte, la reafirmación de los principios ideológicos scouts que tenemos que transmitir.
A ellos dos, mi agradecimiento por haber sido capaces de hacernos ilusionar por la formación scout, por habernos metido el gusanillo de hacer las cosas lo mejor posible, por aprender con ellos y a su lado, y por dejarnos volar y ser capaces de hacer nuestras aportaciones sin estar ellos.
Quiero compartir este reconocimiento con toda una generación de formadores de ASDE, algunos de ellos ya muy olvidados, algunos incluso ya fallecidos, tanto en el ámbito federal como de las Organizaciones territoriales, que han formado parte del Equipo Nacional/Federal de Formación de ASDE en las décadas de los 70, 80 y 90 del siglo pasado y principios de este.
Son muchas personas, muchos nombres, desde el sur al norte, desde el este al oeste, desde la periferia de las islas al centro del estado. Más de un centenar de formadores se agolpan en mis recuerdos. Personas que se merecen, igual que yo, este reconocimiento, y con las que lo comparto.
En la educación scout, en la formación scout, en nuestro día a día como personas, como seres humanos relacionales, tenemos que tomar decisiones, tenemos que tomar partido por algo. Y esa toma de decisiones a unos les gustará más, y a otros menos. Pero no podemos quedarnos quietos viendo pasar situaciones o el tiempo.
El Escultismo me ha ofrecido espacios de concurrencia y de crecimiento personal, donde he enriquecido mi itinerario de vida (y no sólo de vida scout) gracias al encuentro con otros muchísimos scouts, en un compartir los valores, los trabajos conjuntos y donde he sentido cercano el concepto de “hermandad scout”, transformándolo en amistad.
Mi trabajo y asunción de distintas responsabilidades, a lo largo de todos estos años en el Movimiento Scout, también me ha servido como plataforma de nuevos retos y nuevas acciones en mi vida personal, desde otros ámbitos (actualmente desde el sindicalismo aragonés) y desde los cuáles me siento constructor, desde la modestia, de una sociedad más participativa y más solidaria.
Quiero agradecer a mis padres, que me acompañan desde el eterno campamento, su capacidad de comprensión en todos y cada uno de esos momentos en los que he dado prioridad a impartir cientos de cursos, acciones formativas, Escuelas de Otoño o de Verano, o miles de reuniones scouts.
Agradecer también a Ana Rosa, mi compañera, que sin ser scout, se ha dejado engañar y ha sido capaz de potenciar la creatividad de los alumnos construyendo y jugando con marionetas, o hacerles reflexionar sobre la pedagogía sistémica y sus relaciones con los valores scouts, o colaborando en lo que es una de las cuestiones fundamentales del éxito de los cursos, y esto no lo dice Baden Powell, que es una buena alimentación de alumnos y formadores.
Agradecer a Juan Carlos, Paco Pepe, Carmen, Esteban, Eduardo, Josetxu, Pablo, Rut y Fidel, por desplazarse ex profeso, y acompañarnos.
El reto que tenemos, todos y cada uno de los que formamos parte del Escultismo, es el de seguir comprometidos con los valores e ideales recogidos en la Ley Scout y con las actitudes de servicio para que nuestros esfuerzos no resulten inútiles y añadan una base importante para la construcción de un Escultismo mejor, de una oferta educativa de mayor calidad.
A forma de epílogo, todos los reconocimientos suponen un privilegio recibirlos. Y, a la vez, deben servir como un estímulo para seguir trabajando valores como la honestidad, el compromiso, la superación y el esfuerzo, así como la satisfacción por el deber cumplido, como decía el mismo Baden-Powell.
Con la humildad necesaria recojo este reconocimiento y os agradezco la atención prestada por cada uno de vosotras y vosotros a mis palabras.
Muchas gracias.
Pedro Lahuerta Alegre.
Discurso en la Asamblea Federal de ASDE - 17 de junio de 2017.